Alejandro Nató expone el caso del Obelisco de Buenos Aires, donde 200 familias «ocupas» fueron desalojadas progresivamente a lo largo de siete meses para acceder a una vivienda digna (que muchas no lograron hasta pasados tres años).
A través del ejemplo concreto, plantea las claves para lograr que la mediación se convierta en una herramienta:
ï‚· En primer lugar, destaca que es preciso responder a los conflictos con técnicas no convencionales y con una lógica no institucionalizada o represiva.
ï‚· En segundo lugar, aboga por los €œprocesos poliformes€ porque cuando la problemática es cruzada, hay que tener en cuenta los distintos elementos de transformación.
ï‚· En tercer lugar, reclama el espacio público como lugar de trabajo (bares, plazas, asociaciones de vecinos, etc.)
ï‚· En cuarto lugar, pide que se les asigne una función, la que les corresponda, a los participantes del conflicto y que, sobre todo, los medios de comunicación también seanparte activa.
ï‚· Señala además que el mediador debe regirse por el principio de neutralidad: tiene que buscar espacios para todas las personas que no se sienten reconocidas y debe dar la posibilidad de nivelar el poder entre los actores porque €œnadie quiere negociar con alguien que no tiene nada€.
ï‚· Finalmente, solicita un cambio cultural del trato del conflicto a todo aquel que puede contribuir en la resolución del mismo y a quienes tienen poder de decisión. Los Estados tienden a €œjuzgalizar€ los conflictos, lo cual encarece el proceso y nos muestra la cara más absurda de "la esquizofrenia estatal€.
Material extraído por Puentes de Mediación, asociación internacional que organizó el diálogo sobre los conflictos en la vida cotidiana, Barcelona 2004, con el apoyo del Fórum Universal de las Culturas.