Control: con la aprobación de la ley de la policía del trabajo intentarán regularizar la situación laboral de ciudadanos indocumentados.
La rutina no es nueva. Ciudadanos peruanos y bolivianos, en su mayoría indocumentados, esperan durante horas en la esquina de Curapaligí¼e y Cobo, en el Bajo Flores, que alguien los reclute para trabajar. Los empleadores suelen ser coreanos o chinos, que obligan a los empleados a realizar tareas en condiciones infrahumanas.
El defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Nató, recorre la poblada esquina los lunes y los martes para recoger testimonios. Cuando alguna persona denuncia que no cobró, la Defensoría se comunica con el empleador y lo conmina a cumplir con esa obligación. Las irregularidades descubiertas llevaron a la defensora del Pueblo, Alicia Oliveira, a reclamar por carta ante la Comisión de Legislación General de la Legislatura porteña la urgente puesta en marcha de la policía del trabajo por parte del gobierno porteño.
La diputada aliancista Delia Bisutti, presidenta de esa comisión, aseguró: “Hasta ahora, la policía del trabajo no actuaba porque no había herramientas legales que lo dispusieran. Con la promulgación de la ley, que se aprobó el 14 del actual, la Subsecretaría de Trabajo podrá empezar a ejecutar esa función”.
El proyecto aprobado contempla la realización de controles por denuncia o por decisión propia de la subsecretaría, en cualquier empresa del ámbito privado.
Los inspectores deberán controlar, entre otras cosas, que se cumplan las normas de salubridad y que se realicen los aportes jubilatorios correspondientes. También tendrá intervención en los casos en los que se compruebe discriminación.
La Defensoría de la Ciudad de Buenos Aires también elaboró un proyecto que ya fue enviado a las defensorías nacionales de Bolivia y de Perú para trabajar en forma conjunta a fin de modificar la ley de inmigración. El objetivo es acelerar los tiempos de la documentación y bajar el costo de los trámites. “Si los ciudadanos bolivianos y peruanos pudieran obtener fácilmente su documento, entre otros beneficios, podrían acceder a mejores condiciones laborales”, aseguró Oliveira.
“Trabajo de esclavos”; La mayoría de los contratistas denunciados son coreanos o chinos, que llegan solos y se van acompañados por lo menos por cuatro personas.
Los inmigrantes coinciden en que sus patrones los tratan como esclavos y en muchos casos no les pagan. Alicia Martínez, de 20 años, llegó al Bajo Flores a las 8. Dijo que necesitaba trabajar, aunque ya tuvo una mala experiencia con un empleador: “En una fábrica de Avellaneda prometieron pagarme 25 centavos cada prenda, pero a poco de empezar me encerraron y me obligaron a trabajar desde las 7.30 hasta las 24 y me dieron sólo 20 pesos, relató. Casi de inmediato, varios de sus compatriotas se acercaron a La Nación: “Señorita, ¿qué necesita? Yo sé hacer de todo”.¿Qué trabajo está necesitando? “Lléveme por favor”;. Este tipo de expresiones, en forma de súplica, se multiplicaron por parte de mujeres y hombres que confundieron a esta cronista con una potencial empleadora.
“Yo sé que nos tratan como a esclavos, pero es mejor que quedarse tirado en una cama sin hacer nada”, aseguró Juan Carlos Fernández antes de correr hacia un hombre de rasgos orientales que buscaba gente “con experiencia en confección de ropa de primera calidad”. “No es un problema de los coreanos, y me parece imposible de creer que ellos sean la mayoría”; dijo el señor Min, funcionario de la embajada de Corea. “Ellos pagan sus impuestos y cumplen con las leyes de este país”,agregó.
La reacción en la embajada de China no fue diferente: “No tenemos ese tipo de informaciones. Es cierto que la inmigración china en la Argentina está en aumento, pero la mayoría se dedica a la gastronomía y cumple con las leyes de este país como cualquier ciudadano”, dijo Chu, secretario de la embajada. Vanina Rosenthal
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/158746-buscan- proteger-a- extranjeros-que- son-explotados