MÉRIDA, YUC. MEX., 19 de mayo de 2024.- En el campo de los derechos humanos existe aún la necesidad de trabajar mucho, se debe investigar y debatir más sobre el tema, porque una cosa es la protección, la garantía y la objetividad de estos derechos, y otra es la realidad, es decir, en la práctica es donde necesitamos más sensibilización, necesitamos más involucramiento del sistema estatal, ya que el Estado deben atender su responsabilidad, considera el doctor en Derecho, Alejandro Nató, miembro del Instituto Interamericano de Investigación y Docencia de Derechos Humanos de Posdoctorado, que dirige en México, el Doctor Sergio Arellano Rabiela.
En entrevista telefónica para Fusión Q. desde Buenos Aires, Argentina, de donde es originario, el letrado reconoce al mismo tiempo que es difícil avanzar en esta materia debido al poco presupuesto que se le destina, derivado del endeudamiento de los países, “pero tomando en cuenta que en cada país de América Latina, independientemente de donde lo estamos contextualizando, existen contradicciones propias, asimetrías y desigualdades como lo estamos viendo en esta época, además de la violencia por la que cruzamos, entonces, ¿cómo visualizar los derechos humanos con magro presupuesto?”.
En este contexto, el también Mediador Internacional y Especialista en Conflictos Públicos, (conflictólogo), califica al Instituto Interamericano en Derechos Humanos de Posgrado como un organismo que congrega a profesionales de muy buen nivel para debatir, cuestionar y repensar en el mundo de los derechos humanos”.
Agrega que los presupuestos son directamente proporcionales con el endeudamiento de los países -a partir también del sistema internacional que genera endeudamiento- y estas deudas son en algunos casos tortuosas como para poder afrontar un presupuesto que pueda garantizar los derechos sociales, económicos y culturales de la población.
Desde luego, explica Nató, esto no es para justificar a los gobiernos que también tienen sus inconvenientes propios, muchas veces relacionadas con la corrupción, y con escaso presupuesto, algunas áreas se encuentran inermes o tienen mermada su capacidad presupuestaria, entonces vemos que el fondo del asunto es estructural, tiene que ver con los endeudamientos sobre derecho a la vivienda, derecho a la tierra, al trabajo.
Sobre el tema hay jurisprudencia y diferentes tipos de leyes, tenemos normativa internacional, todos nuestros países están unidos, no sólo por la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que es muy importante en la región, sino que también tenemos una legislación muy profusa desde el punto de vista de derechos humanos, y casi todos los países tienen rango importante en el orden jerárquico-jurídico; el punto es tal que forman parte de los bloques constitucionales, o sea, están en pie de igualdad en las constituciones, pero cuando se tiene que materializar, cuando se tiene que llevar a la práctica, tenemos que pensar en cómo son las prácticas sociales, cómo se trata la integridad, cómo es esta forma de reconocimiento por parte de la responsabilidad del Estado, señala.
Esta forma de reconocimiento, añade, es parte de un sinnúmero de cuestiones que en el tema de los derechos humanos es importante debatir, por ejemplo, los derechos de las personas con discapacidad, de las personas mayores, los indígenas, de las mujeres, todo tiene su normativa especial y específica, como ocurre también con la de los niños, las niñas y adolescentes, pero vemos cómo se conmociona esto debido a la operatividad del sistema o a la falta de respeto de la población a estas normativas jurídicas.
Lo que si es cierto, continúa, es que los mecanismos que están predispuestos para el funcionamiento de todo el sistema posiblemente necesiten dotar de mayores recursos, mayor capacitación, mayor tipo de funcionamiento en cuanto a la conciencia que deben tener los operadores del sistema respecto al mundo de los derechos humanos, porque hay un control de convencionalidad del que todos los operadores del sistema deben tener conocimiento, y al mismo tiempo, que sean garantes de que no se va a vulnerar un derecho humano, sin embargo, esto no ocurre porque la sociedad vive violencia, vive desigualdades estructurales muy profundas, como la exclusión social, que indudablemente forma parte de lo que es el campo de lo social, urbano, territorial y de nuestra convivencia diaria, entonces es imposible pensar que hay un cumplimiento estricto de los derechos humanos porque el mismo sistema excluye, y si a esto sumamos los endeudamientos, es muy difícil cumplir con los derechos sociales, económicos y culturales, es decir, los derechos existen, pero hacer efectivos esos derechos es lo que torna de imposible operatividad.
Esto es lo que hace que los Estados se expongan como esquizofrénicos, puesto que se comprometen para ser garantes del efectivo cumplimiento de los derechos, y a su vez, se encuentran incapacitados para hacer efectiva esa obligación. (Primera, de 2 partes).
El doctor Alejandro Nató es también autor de los siguientes libros: “Las Víctimas De Las Drogas” (Coautoría con Rodríguez Querejazu), de la Editorial Universidad, Buenos Aires, 2001. “Mediación x 7”, de la Editorial Atelier, Barcelona, 2002. “Mediación Comunitaria. Conflictos En El Escenario Social Urbano”, (coautoría con María Gabriela Rodríguez Querejazu y Liliana Carbajal) México, 2005. Editorial Universidad, Buenos Aires, 2006. Editorial Zona, Italia, 2016. “Geografía del Conflicto”, (coautoría con César Rojas Ríos) Editorial Plural, Bolivia, 2008. “Manual de gestión del conflicto social en Tierras”, (Coautoría con César Rojas Ríos) CDC. Bolivia, 2009. “Mediación Comunitaria. Recorridos, sentires y voces en tiempos de cambio”. (Coordinado con Lola Montejo Cunilleras y Oscar Negredo Carrillo- 35 autores) Editorial Astrea y FEN Editora Notarial, Buenos Aires, 2018. “La Mediación Comunitaria. Instancia y espacio de emancipación”. (Coordinado con Lola Montejo Cunilleras y Oscar Negredo Carrillo) Editorial Zona. Génova 2019. “Conflictos en la Ciudad y el Territorio”, Editorial Eudeba, (Coautoría con Liliana Carbajal, 2023) y “Conflictología”, Editorial Reus, Madrid, (Coautoría con César Rojas Ríos, 2023).
Así también, es coordinador y autor del Diccionario de las Defensorías del Pueblo, junto con Carlos Constenla y Soledad Manin. Editorial Jusbaires, Buenos Aires, 2022.
Por Fernando Rodríguez
Fuente: Revista Fusión